miércoles, 18 de julio de 2012

Huellas

Editar Buscahuellas de Daniel Ballester, el jueves, 15 de Septiembre de 2011 a la(s) 23:45 · Hace mucho que no se nada de mí Tengo que salir a buscarme En algún lugar me encontraré ¿En la carraspera realidad? ¿En la esquina de Rivadavia y Libertad? ¿Sobre un cuaderno de tapa dura? ¿Haciendo el amor con mi hermosura? Hace mucho tiempo que no se nada de mí Tengo que salir a buscarme En algún lugar me encontraré ¿Tangueando?, ¿fumando?, ¿pianando? ¿Con la convicción de no haberme perdido tanto? ¿Sepultando al último mortal? ¿Comprando frutas en lo de Don Pascual? Hace tiempo que no se nada de mí Tengo que salir a buscarme En algún lugar me encontraré ¿Caminando entre las sobras? ¿Escribiendo entre las cobras? Mejor decir apenas la verdad: Siempre me encuentro en la plaza Los jueves de la eternidad.

Ladrillos

Editar Mis ladrillos de Daniel Ballester, el Domingo, 4 de Septiembre de 2011 a la(s) 22:58 · La casa donde vivo es un túnel de polvo Una cueva canábica con dos gatos, tres radios, un televisor Libros por doquier (todos son el mismo) Ropa vieja, discos nuevos Una cama servicial Una maceta con aloe vera abrazada a un cactus Una cocina a gas, una ducha eléctrica Y mi memoria que es aire de los llanos. En mi casa quiero aprender todo lo que recuerdo A veces un viento de roble nos acuna a todos Otras Una polilla vuela su luz ancestral a ras del techo. Si quieres entrar solo acércate a la puerta Un picaporte de bronce Y un pasillo mineral Te indicarán el camino.

Deseando suerte

Nada hay mas misterioso que asar un buen pan
amasado a la luz de una ventana florida.
Desear suerte es sembrar alegría
que solo puede apagarse con fuego.

Una manta que a la hora del relámpago te ayude a parir
una calle vecina
el color puerto de la incertidumbre
y los gatos negros
traen suerte.

Un corazón vacío dinamitó la inmensidad del parque cuando te vio llegar
y se puso a tu lado a cantarle a los paraísos.

La herradura a contraluz proteje una casa de ajo
y nada debes temer si un buho acecha.
La suerte está siempre de nuestro lado
es un animal desovando en el desierto
un libro que a media tarde leen obreros
el sueño convulso de la niebla.

Este poema también te traerá suerte
si puedes olvidarlo a tiempo.